domingo, 7 de marzo de 2010

Día de la familia – Día de la mujer

El próximo día 7 –primer domingo de marzo- celebraremos el Día de la Familia, que se ha instituido en nuestro País hace algunos años. Al día siguiente, 8 de marzo, celebraremos el Día de la Mujer, fecha instituida a nivel internacional hace muchos años. En mis comentarios quiero unir brevemente ambas conmemoraciones.
 
Doy gracias a Dios por la mujer que es hija, especialmente cuando desde niña llena de alegría el hogar con su candor, su sonrisa, su servicialidad y esa femineidad que va brotando al estar atenta a muchos detalles que el varón con frecuencia descuida.
 
Doy gracias a Dios por la mujer que es esposa, compañera fiel y apoyo del marido.
 
Doy gracias a Dios por la mujer que es madre, abnegada y solícita, con un corazón grande para amar a todos y cada uno en la familia.
 
Pido a Dios por la mujer que ha sufrido marginación, maltrato, violación; por la que experimenta la tentación de suprimir la vida humana que ha empezado a crecer en su vientre; por la que se ha visto forzada a asumir la misión de madre-padre debido a la ausencia parcial o total del padre de sus hijos.
 
Invito a usted a agradecer a Dios por las mujeres que con su ternura y dedicación le han ayudado a crecer y madurar en la vida.
 
El Papa Pío XII decía: “la esposa y la madre es el sol de la familia. Es el sol con su generosidad y abnegación, con su constante prontitud, con su delicadeza vigilante y previsora en todo cuanto puede alegrar la vida a su marido y a sus hijos. Ella difunde en torno de sí luz y calor; y, si suele decirse de un matrimonio que es feliz cuando cada uno de los cónyuges, al contraerlo, se consagra a hacer feliz, no a sí mismo, sino al otro, este noble sentimiento e intención, aunque les obligue a ambos, es sin embargo virtud principal de la mujer, que le nace con las palpitaciones de madre y con la madurez del corazón; madurez que, si recibe amarguras, no quiere dar sino alegrías; si recibe humillaciones, no quiere devolver sino dignidad y respeto, semejante al sol que con sus albores alegra la nebulosa mañana, y dora las nubes con los rayos de su ocaso.”
 
Invito a usted a que demos gracias a Dios por la familia que nos ha concedido, la cual es don y tarea: Don que Dios nos concede para acoger con alegría y apertura de corazón; tarea para asumir en la familia nuestra responsabilidad –compartida por todos los miembros- de la mutua pertenencia, relación constante y apoyo de unos para con otros. Atentos para dar y recibir amor, perdón, comprensión; para alegrarnos con los éxitos de los demás familiares y sufrir con sus infortunios.
 
Encomendemos nuestra familia y todas las familias a la Familia Trinitaria –Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo- y hagámoslo por intercesión de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. De este modo vivamos unidos una fe que se irradie en obras concretas de servicialidad solidaria, de convivencia verdaderamente humana en la paz y la justicia.
 
 
+ Rodrigo Aguilar Martínez
                                                                   Obispo de Tehuacán

DIA DE LA FAMILIA



SIETE FRASES PARA MEJORAR LA COMUNICACION EN FAMILIA


1.- Te Amo

Ningún ser humano puede sentirse realmente feliz hasta escuchar que alguien le diga: “te amo”. Atrévete a decirlo a la otra persona, a tu cónyuge, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos, si es que nunca lo has hecho, haz la prueba y verás el resultado.

2.- Te Admiro

En la familia, cada miembro tiene alguna cualidad o habilidad que merece reconocimiento: Todos, en algún momento, sentimos la necesidad de que se nos reconozca algún logro o meta alcanzada… ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste esto a alguien?

3.- ¡Gracias!

Una necesidad básica del ser humano es la de ser apreciado. No hay mejor forma de decir a una persona que es importante lo que hace por nosotros, que expresarle un ¡gracias!, no en forma mecánica, sino con pleno calor humano.

4.- Perdóname, me equivoqué

Decir esto no es tan fácil, sin embargo, cuando cometas un error que ofenda o perjudique a otras personas, aprende a decir con madurez: “perdóname, me equivoqué”.

5.- Ayúdame, te necesito

Cuando no podemos o no queremos admitir o expresar nuestra fragilidad o necesidad de otros, estamos en un grave problema. No te reprimas. ¡Pide ayuda! Que también son muy importantes las palabras.

6.- ¡Te escucho…háblame de tí!

¿Cuántas veces le has dicho a algún miembro de tu familia: “A ver, háblame, qué te pasa?”. Tal vez muchos problemas y mal entendidos se resolverían si tan sólo escuchásemos lo Que nos tratan de decir.

7.- ¡Eres especial!

Es importante hacerles saber a tus seres queridos cuanto ellos significan para ti.